¿Quién está obligado a probar las dietas: la empresa o el trabajador?

En su reciente sentencia 118/2016, 16 de marzo, el TSJ de Galicia viene a poner una buena dosis de cordura en torno a la prueba de los gastos de locomoción, manutención y estancia.

Ciertamente, la consideración de las dietas como rentas exentas está condicionada al cumplimiento de determinados requisitos, unos cuantitativos y otros cualitativos. Pocas dudas y discusiones se pueden dar en torno a los requisitos cuantitativos pues resulta obvio que los excesos percibidos sobre los límites fijados reglamentariamente están sometidos a tributación como rendimientos del trabajo personal.

Pero no podemos decir lo mismo respecto de los requisitos cualitativos, en particular a la endiablada prueba relativa a la realidad del desplazamiento.

Aunque el tenor literal del art. 9.3º RIRPF es claro (“A los efectos indicados en los párrafos anteriores, el pagador deberá acreditar el día y lugar del desplazamiento, así como su razón o motivo”) en identificar al pagador como el obligado tributario a quien corresponde acreditar el día, el lugar y el motivo de los  desplazamientos, sin embargo es sabido que la AEAT, en todos los procedimientos de comprobación de dietas iniciados, exige al beneficiario de las mismas que justifique tales extremos.

Pero es que tan injustificable exigencia de la AEAT tiene dobleces:

Las certificaciones emitidas por la empresa sobre el lugar, día y motivo del desplazamiento son sistemáticamente consideradas por la AEAT como acreditación insuficiente del cumplimiento de los requisitos para admitir las dietas como renta exenta.

Son incontables los supuestos de imposibilidad o, cuanto menos, dificultad severa de aportación de tal documentación por parte del contribuyente. Piénsese, por ejemplo, en los casos de desvinculación del trabajador con la empresa para la que trabajaba, de que ésta haya entrado en concurso o incluso se haya extinguido.

Pues bien, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia en su Sentencia nº 118/2016, de 16 de marzo, ha resuelto con buen criterio la “probatio diabolica” que ha estado exigiendo hasta la fecha la AEAT al respecto. El TSJG pone negro sobre blanco en los siguientes términos:

“Temos, polo tanto, unha relación laboral empresario/traballador da que se deriva que é o empresario quen organiza a xornada de traballo, desprazamentos,.. do traballador e retribúeo consonte co pactado no contrato de traballo e convenio colectivo correspondente, incluindo dentro das cantidades as correspondentes ás axudas de custo. O dereito á súa percepción se produce cando o traballador, coma consecuencia das ordes empresariais relativas ó traballo, ten que efectuar as súas comidas fora do domicilio, agás de que esta circunstancia xa se tivera en conta ó tempo de establecelas condicións principais do contrato.

Sendo, polo tanto, o empresario quen organiza o traballo é éste quen pode xustificar a necesidade do desprazamento, e dar explicación da razón ou motivo e non o traballador.

Ó respecto, o artigo 9 do RD 439/2007 impón ó pagador que acredite o día e lugar do desprazamento e asemade a razón ou motivo.

Por PAGADOR debemos entender ó pagador final, o empresario e non o traballador quen só está obrigado a cumprilas esixencias que impón a lexislación laboral para percibilas axudas de custo, sen que a estes efectos se sumen as derivadas da interpretación que a AEAT realiza do artigo 9 citado; é dicir, se o empresario ordena que o traballador se desprace, que asuma os custos e llos repercuta, é o empresario quen debe conservala documentación que acredite o cumprimento das esixencias do artigo 17 lei 35/2006 e 9 RD 439/2007 e as correspondentes á Seguridade Social, sen que sexa esixible que o traballador sume á orde recibida a obriga de ter que xustificalo motivo ou razón do desprazamento por se a AEAT por en dúbida que o recibido sexa unha axuda de custo.

Só no caso de que se demostre convivencia entre as partes (en fraude de lei) sería posible considerala cantidade percibida coma salario, coa correlativa trascendencia na declaración do IRPF do traballador.

Entendemos que, de concorrer algún tipo de dúbida verbo das axudas de custo, a AEAT debeu solicitala explicación da empresa pagadora e non trasladala carga da proba ó traballador, o que carreta que acollámolo recurso.”

En definitiva, cuando existe una relación laboral de dependencia entre las partes, la carga de la prueba le corresponde a la entidad pagadora, sin ninguna duda. La controversia persistirá, sin embargo, en aquellos supuestos en los que el trabajador, además, es socio y/o administrador de la entidad pagadora y, por tanto, se supone que debe tener acceso a la documentación de la entidad.